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Como efecto de los vertiginosos avances de la ciencia, la tecnología y los complejos procesos globales de los últimos años, los sistemas educativos en el mundo y en la región, han venido replanteando no sólo los fines mismos de la educación y de la escuela, sino las competencias que tanto los estudiantes y sus familias, como los docentes...

Autora:Martiza Fernanda Ojeda Izquierdo

La educación emocional dentro de la Cultura de Paz como política criminal

Como efecto de los vertiginosos avances de la ciencia, la tecnología y los complejos procesos globales de los últimos años, los sistemas educativos en el mundo y en la región, han venido replanteando no sólo los fines mismos de la educación y de la escuela, sino las competencias que tanto los estudiantes (y sus familias), como los docentes, hoy deben desarrollar para afrontar la vida con sus cambios constantes e incertidumbre predominante en todos los órdenes. Las tendencias en las reformas curriculares en la región colocan hoy en el foco de atención la educación emocional, a partir de líneas de investigación que tienen como antecedente la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner en los años ochenta, y la posterior profundización en el análisis de la inteligencia personal (intra e interpersonal) que se registra a través de diversos estudios de Peter Salovey y John Mayer en su trabajo Emotional Intelligence en la revista Imagination, Cognition and Personality en el año 1990 definieron a la inteligencia emocional como la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios. Dentro del marco educativo Bisquerra plantea la implicación del concepto de inteligencia emocional definiendo finalmente a la educación emocional como un proceso de formación educativo permanente, que busca potenciar el desarrollo emocional como un complemento esencial del desarrollo cognitivo, para llevar a cabo un desarrollo integral de la personalidad; en resumen, el objetivo de la educación emocional es la capacitación del ser humano para que pueda afrontar los retos de la vida cotidiana, basada en el conocimiento y habilidades emocionales.
Dentro de este marco teórico, la línea de investigación se ha desarrollado en paralelo entre España y América Latina en años recientemente concretamente en Chile, destacan los trabajos de Juan Casassus, en cuanto a la importancia de las emociones en la vida del hombre; en su obra La educación del ser emocional , en el que se analiza el papel de las emociones frente al paradigma de la razón, y se reflexiona acerca de la dimensión racional-mental y la físico-corporal que conforman al ser humano.

En esta obra Casassus llega a topar el tema de las emociones en el ámbito educativo, haciendo referencia a los resultados de una amplia investigación sobre los factores que inciden en el aprendizaje en 1994, arrojando entre sus conclusiones que el aspecto emocional en el aula, tanto las relaciones entre los estudiantes y sus pares, como la de los estudiantes con sus profesores, tiene un peso significativo en el aprendizaje. De igual manera se encontró que la desatención a las necesidades afectivas y emocionales de los estudiantes  (ser escuchados, respetados, reconocidos, aceptados por sus pares, integrados como parte de un grupo o comunidad, comprendidos en sus inquietudes y necesidades de autonomía por los padres y profesores) se convierte en causa de violencia y comportamientos agresivos que impactan tanto en el aprendizaje, como en su sano desarrollo emocional. 

En el caso de México, como producto de la más reciente Reforma Educativa, se ha replanteado el currículo a través de una nueva propuesta, surgiendo así el denominado nuevo Modelo Educativo para la educación obligatoria, educar para la libertad y la creatividad, a implementarse desde los niveles de preescolar hasta bachillerato a partir del ciclo escolar 2018- 2019, el cual incluye como una innovación en el currículo obligatorio el componente Educación socioemocional, componente que se examinará más adelante en este trabajo, y que junto con las Artes y la Educación Física conforman las Áreas de desarrollo personal y social, otorgando con ello un relevante lugar a la atención de las emociones en el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes, a la formación de competencias para relacionarse y convivir con los demás, y a su desarrollo como seres sanos, creativos y productivos.

En el  artículo 17 constitucional se establece que la impartición de justicia en México debe ser legal, equitativa, con orden y seguridad para que el individuo se desarrolle en sociedad. El artículo pone en relieve y reconoce la certeza jurídica para cada individuo en la sociedad, en el momento de reclamar justicia.
Con esta base y en referencia al tema de la educación emocional como herramienta para prevenir las transgresiones de niños, adolescentes y niños, el artículo 17 puede también constituir el marco jurídico para sostener los avances que México tiene en educación emocional. Dichos planes están contenidos en el Plan 2017 Educación Socioemocional en la educación Básica, dicho programa esta implementado en los niveles de educación básica en este sentido México lleva un progreso importante. El mismo artículo avala la importancia de la política criminal como responsabilidad del Estado, y la creación y utilización de herramientas para prevenir y reprimir las transgresiones, en este caso de niños, adolescentes y jóvenes, y se sugiere que la Cultura de la Paz sea también otro instrumento fundamental dentro de la política criminal en México que ayude a materializar la prevención de la actividad delictiva en el Estado de Derecho.

En 1985 se celebra el Primer Foro Internacional de Cultura de Paz en San Salvador, en el que se concluye, dentro de otros temas, que una cultura de Paz implica un aprendizaje de nuevas formas pacíficas de resolución de conflictos, pues el desarrollo humano y la paz son procesos vinculantes e inseparables. En este contexto, haciendo énfasis a la búsqueda e innovaciónn de métodos pacíficos o no violentos de los conflictos sociales que trae consigo la cultura de paz, el presente trabajo ubica a la educación emocional de las niñas, niños y adolescentes dentro de estas nuevas formas pacíficas que persigue la cultura de paz como parte de la política criminal mexicana.
En la cultura de paz se puede incluir la educación emocional ya que estos conceptos buscan coadyuvar a la construcción de una sociedad armónica desde la base educativa tanto en la familia como en el ámbito escolar. El objetivo de este tipo de cultura es fomentar el avance económico y social pues busca que la educación tenga un doble impacto: la formación de capacidades para enfrentar los conflictos de forma más funcional y construir ciudadanos más productivos. El argumento central es que la cultura de paz junto con la educación emocional en las escuelas pueden formar individuos con menor propensión a la violencia, y consecuentemente, a la delincuencia, promoviendo la prevención de conductas delictivas desde las aulas escolares. La educación emocional, puede aportar una concientización y una reconstrucción de las nuevas generaciones que pueden transformar la sociedad, pero ese cambio tiene que ser desde este tiempo, no en el futuro.
Ahora bien, dentro de los cambios para lograr introducir la educación emocional y la cultura de la paz se deben incluir también factores como: calidad de sistema educativo, calidad de educación en matemáticas y ciencias, investigación especializada y entrenamiento, acceso a Internet en las instituciones, calidad de escuelas de administración, formación de personal.

Nuevamente, se puede apreciar que la relación entre productividad y competitividad no sólo es la adquisición de habilidades y destrezas sino influye también la educación emocional. Por lo tanto, la productividad en la Cultura de la Paz significa valoración de los elementos que la componen y el grado de utilidad que presenta en el medio en que actúa. Esta productividad se combina con los objetivos y resultados obtenidos: prestigio, aceptación e interacción con la sociedad a la que sirve, y en esta línea es indispensable la educación emocional.

La estructura del sistema, así como las prácticas burocráticas no favorecen la transformación al ritmo que se demanda. Las desigualdades en la distribución de insumos, condiciones y resultados educativos, requiere un esfuerzo político a largo plazo, no por sexenio. Además, se requiere construir nuevas capacidades de decisión y de gestión, a fin de que todas las acciones concurran en el mejoramiento de la Cultura de la Paz.
En términos del indicador incluye  a calidad y cantidad en la educación, así como la calidad y cantidad en la capacitación laboral. Es decir, México tiene que incrementar su inversión en el rubro de educación e incluir la educación emocional, si desea traducir esto en mejor y mayor productividad en el mercado, y mayor Cultura de Paz, en lo social,  lo cual reducirá la pobreza y dará mayores perspectivas de inversión en el país pues incrementará su crecimiento económico.

Referencias
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Álvarez Bolaños Esther, La competencia emocional como reto en la formación y actualización docente. Reflexiones a partir de un estudio de
casos en educación básica en México, Controversias Y Concurrencias Latinoamericanas, vol. X, 2018, p. 200,
http://https://ojs.sociologia-alas.org/index.php/CyC/article/view/77/80

Arango Durling Virginia, Paz Social y Cultura de Paz, Panamá, ed. Panamá Viejo, 2007, p. 108, https://www.corteidh.or.cr/tablas/30445.pdf

Gardner, Howard, Inteligencias múltiples, México, ed. Planeta, 2018, p. 46.

SEP. Modelo Educativo para la educación obligatoria: educar para la libertad, la paz y la creatividad, 2019,  México: SEP.

Vivas García Mireya, La educación emocional: conceptos fundamentales., Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, Venezuela, vol. 4, núm. 2003, p.2.

Bisquerra Alzina, Rafael, Educación emocional y competencias básicas para la vida, Revista de Investigación Educativa, 2003, Vol. 21 Núm. 1. https://revistas.um.es/rie/article/view/99071